Cultura

Johanna Goede: “Motivar al infante en la lectura es un regalo incalculable que le hacemos los adultos”

En estos tiempos brumosos signados por la pandemia, la puertoplateña Johanna Goede, fecunda autora de narrativa infantil, resalta el valor de la lectura, pues señala que leer ensancha los horizontes, y se pueden conocer innumerables universos y contemplar y vivir otra cosmovisión.

La creadora de casi incontables historias con la que busca encantar, educar y entretener, cree que en estos tiempos hay que trabajar con el público infantil para sembrarle el gusto por conocer más y hacer fervorosos lectores.

“Motivar al infante en la lectura es un regalo incalculable que le hacemos los adultos, pues es abrirle la puerta de la inmensidad”, expresa al responder varias preguntas de Diario Libre, con su particular donosura.

Con tantos menores educándose a distancia, ¿cómo podría ayudarles la literatura infantil y beneficiarse la coyuntura impuesta por la pandemia?

Como sabemos, este momento que nos ha tocado vivir, la pandemia, es pasajero, aunque representa un gran reto para nuestros jóvenes y también para el profesorado, porque la gran mayoría no está preparado ni equipado para la educación no presencial.

Desde hace tiempo en otros países la educación por internet es lo cotidiano; nosotros, en cambio, a causa del COVID-19, nos hemos vistos compelidos a acatarla, y estamos comenzando a experimentar con su uso, lo que se ha convertido en un verdadero reto (¡Dios nos ampare y que los resultados sean positivos!).

Aunque varios colegios en el país la vienen aplicando desde hace un tiempo, la gran mayoría, sobre todo las escuelas públicas, ni se lo planteaban. Como país todavía no estábamos preparados para asumir este reto de manera generalizada. Tenemos muchas precariedades en todos los aspectos, ya sea en la conectividad o en la falta del material receptor. Pero para mí la peor carencia en nuestro país no es que la de la educación sea presencial o no: es la educación per se.

Esta situación, en la que el mundo está envuelto, a los países tercermundista los va a afectar de alguna manera, y temo que no sea muy positiva.

En cuanto a nosotros, estamos plagados de serias deficiencias que vienen de muy atrás. Años de falta de atención responsable por parte de los gobiernos, lo que ha llevado al país a un lugar penoso, en comparación con casi todos los demás, de acuerdo al informe Pisa. Hay lagunas muy profundas en la educación que hay que luchar por eliminar, y esperemos que el momento que estamos viviendo no las agrave. Y si queremos superar ese flagelo, tenemos que comenzar de inmediato. Esperemos que cada alumno, profesor y tutor hagan un verdadero esfuerzo para salir airosos de esta prueba.

En cuanto a la literatura infantil, esta es fundamental. Un buen libro, ameno e instructivo, despierta el interés del pequeño lector; lo motiva e impulsa a seguir leyendo, y esa pasión quedará como impronta tatuada en sus gustos.

Incentivar su curiosidad innata es vital; hay que sembrarle el gusto por conocer más, hurgar, husmear entre las páginas, para hacer de él o ella un fervoroso lector. Motivar al infante en la lectura es un regalo incalculable que le hacemos los adultos, pues es abrirle la puerta de la inmensidad.

¿Cómo se ha desenvuelto su mundo creativo en estos tiempos de confinamiento?

Como vivo en la montaña, alejada del fragor de la ciudad, mi mundo apenas si se ha alterado. De mi entorno, el que considero privilegiado, brota a cada instante esa chispa inspiradora que necesito para escribir. Aquí habita la palabra aun no escrita, en espera de que la escuche y la plasme sobre el papel.

Siempre les contesto a los niños, cuando me preguntan de dónde sale mi inspiración, que brota de la montaña, porque la montaña, que comienza en mi patio, está repleta de graciosísimos duendes, y ellos también me susurran muchos cuentos… Y es cierto: aquí, por doquier, te asalta la belleza del arrebato, la gracia del verde, el trino a toda hora, el mar… y por las noches las bellísimas linternitas con alas llamadas cocuyos…

Es una autora muy prolífica en el campo de la literatura infantil. ¿Se pueden esperar nuevas obras suyas?

¡Claro que sí! Tengo muchos que ya están terminados, que solo aguardan, ansiosos, el momento de verse convertidos en libro.

Hasta hoy he publicado siete obras en literatura infantil y una novela juvenil.

En total, son 17 obras incluyendo las demás.

Las infantiles son: “Nube de caramelo”, “Ya sé quién es Dios”, “Now I know who God is”, “Las maripositas Mirabal”, “El caballito Luperón”, “Agüita”, “Átomo, el primer pueblito” y “Las galleticas mágicas de la abuela”.

La literatura juvenil, de ciencia he publicado “Paradoja y la puerta sagrada del agua”.

Y sumemos las siguientes obras para adultos: “Romance con la muerte” (poesía), “Aún no sé qué nombre ponerle” (narrativa), “El libro de Alamín-Antología del placer” (gastronomía y poesía), “El rosa de la rosa” (haiku), “Desencuentro” (libro artesanal escrito por mí y pintado por Jorge Severino, quien solo hizo cinco ejemplares), “Antonio, la estrella que amamos” (cuento mitológico), “El enigma de los pergaminos” (novela, crítica a la iglesia católica, donde la mujer se muestra como es: la otra mitad del Universo), “Luna, antología del placer II” (cocina y poesía) y “La creación” (prosa poética. Libro artesanal).

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