Dominicanos en el Exterior

Reconocimiento de dominicanos en el exterior

Por MAGUA MOQUETE PAREDES

La migración se convierte en una práctica cotidiana y tradicional de los pueblos que llega a configurar toda una cultura. La historia de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos culturales, económicos, geográficos y políticos que dieron origen a desplazamientos tanto espontáneos como forzados de la población.

Migración humana es el oficio escritural que nos conviene recordar los períodos históricos que precedieron al actual. Sólo desde el histórico y considerando variables, económicas, sociales, políticos, culturales, ambientales y de fenómenos naturales.

Con este introito, me permito presentar a Pablo Rodríguez, periodista, diplomático, gestor cultural social. Ha mantenido alada la estrella de más de una década en la sostenida aspiración colectiva de presentar a la consideración de la sociedad dominicana, a sus instituciones públicas y organizaciones políticas a través de los honorables ayuntamientos o juntas municipales el proyecto de legislación municipalista.

Pablo Rodríguez tiene treinta años en la territorialidad de los Estados Unidos de América, Miami, La Florida. Con el objetivo de convertir en realidad un reconocimiento al “importante hacer” de los dominicanos y dominicanas residenciados en el exterior que no se limitan al simple envío de remesas. Somos portadores de nuestra bandera nacional y la nacionalidad en los escenarios culturales, explica el líder comunitario.

Igualmente, ponemos en acciones nuestras capacidades: talentos, ciencias, empresas, comercios, artistas en el marco de República Dominicana. Realizaciones concretas que son paradigmas, estímulos y honras para los que están allende los mares, mantenemos una identidad cívica, efectiva, afectiva y de difusión de todos los valores que componen la dominicanidad, reflexiona Pablo Rodríguez.

Dominicanos en el exterior, como locución, léxico o nombre a plazas públicas o privadas, vías de comunicaciones terrestres, aeropuertos, centros deportivos, culturales, avenidas, calles, eventos.
Por ello, apelamos a la alta sensibilidad de los notables ayuntamientos, alcaldes, directores, concejales y salas capitulares de dominicana para la designación de esa marca país en nuestros espacios públicos o privados.

La altura de esta iniciativa responde a hombres y mujeres que viajamos por el mundo, portando la globalidad de la música, folklore, alegría, literatura en pos del suelo nativo o el orgullo dominicano.

Reconocer que la migración es el desplazamiento de una población que se produce desde un lugar de origen a otro destino y lleva consigo un cambio de residencia habitual en el caso de las personas o del hábitat. Los dominicanos nunca están ausentes de su pueblo-nación. Su primacía presencial es casi local. Por tanto, este reconocimiento y valoración es una buena sintonía de la democracia nacional y la historia fotografiada como el dominicano en el exterior en cada rotulación en el país. Honor, justamente, con base internacional a la promoción turística en esta aldea global como indicaba Herbert Marshall McLuhan, filósofo, erudito y profesor canadiense de crítica literaria y teoría de la comunicación.

La deseabilidad del dominicano en el exterior en calles, avenidas y paseos ha tenido en los ayuntamientos del Distrito Nacional, capital dominicana. Santiago de los Caballeros y la reinauguración de la carretera de Botoncillo a Buen Hombre, Villa Vásquez, provincia de Monte Cristi.

En otro contexto, la Constitución dominicana, en su Artículo 20, indica que la doble nacionalidad “se reconoce a dominicanas y dominicanos la facultad de adquirir una nacionalidad extranjera. La adquisición de otra nacionalidad no implica la pérdida de la dominicana”. Se colige, por consiguiente, que los ayuntamientos otorgan méritos y reconocimientos a personas físicas y morales, nacionales o extranjeras que a criterio del concejo municipal o a solicitud merezcan tales honras. Asimismo los seleccionados deben poseer las calidades éticas, morales, cívicas, sociales, dedicación, esmero y nobles actividades en su trayectoria existencial.

Los dominicanos en el exterior creen en la sociedad civil, en la identidad, cultura y espacio vinculante consular nativo: República Dominicana. Así, como respirar el aire yodado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como fomentar, las relaciones de amistad, lograr cooperación internacional y servir de centro que armonice un régimen de hermandad terráqueo. Y pondera las remeses que abren el mejor programa de inversión social en Latinoamérica y el Caribe.

Dominicanos en el exterior en un puente o esclusa que acerca al país con sus gentes en otras latitudes en pos del reconocimiento, forma y manera en la sociedad contemporánea que vivimos.

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