El 62,9 % de las empresas estadounidenses en China aseguraron ser más optimistas con respecto a sus negocios en el gigante asiático tras la victoria electoral en EE. UU. del candidato demócrata, Joe Biden, que derrotó a un Donald Trump bajo cuyo mandato las relaciones con Pekín se deterioraron notablemente, informaron este viernes medios locales.
Este es el resultado de una encuesta poselectoral publicada hoy por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Shanghái, que refleja las opiniones de 124 compañías estadounidenses que operan en China, de las que 50 cuentan con una facturación global superior a los 1.000 millones de dólares (841 millones de euros).
Entre esas firmas, un 8,1 % se confiesa “mucho más optimista”, mientras que el 35,5 % cree que no habrá cambios en sus negocios con la llegada de Biden a la Casa Blanca; en la otra cara de la moneda, un 1,6 % de las empresas estadounidenses en China son “más pesimistas” con el candidato demócrata que con Trump.
El estudio también muestra que el doble de participantes cree ahora que las tensiones comerciales entre Pekín y Washington durarán un año o menos (un 28,2 % frente a un 14,1 % en julio), aunque también crece ligeramente (del 26,9 % al 29,8 %) la proporción de los que piensan que las disputas se prolongarán indefinidamente.
De hecho, casi un 85 % de los encuestados cree que no habrá un aumento de restricciones comerciales o de aranceles, aunque dentro de ese grupo, solo cerca de un 30 % creen que se rebajarán.
Más del 70 % de las empresas estadounidenses en China creen que el enfoque que dará la Administración Biden a su relación comercial con Pekín no se basará en aranceles, como hizo Trump, sino en construir un frente común de “presión multilateral”.
Por último, preguntadas si están preocupadas por la seguridad de sus empleados y por la posibilidad de que estos se enfrenten a prohibiciones de salir del país o detenciones, dos tercios de los participantes aseguraron no temer en absoluto, mientras que el resto sí mostraron alarma al respecto.
El número crece entre las compañías de menor tamaño -las que tienen una facturación global anual inferior a 50 millones de dólares-, de las que la mitad sí que se muestran preocupadas ante posibles represalias contra sus empleados dependiendo de la evolución de las relaciones entre EE. UU. y China.
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