
Nuestro país también tiene grandes retos en materia de narcotráfico; ya no somos la isla que simplemente era utilizada como almacén y recibía la droga por paga, que luego se distribuía en el mercado interno.
Según un informe de la ONG Insight Crime, ya existen carteles dominicanos que compran cocaína en Venezuela y la llevan a la costa este de los Estados Unidos comercializada por la diáspora, de manera que los eslabones de la cadena están bajo su control, lo que genera mayores ganancias y poder.
La organización internacional ha establecido en sus informes el auge de la ruta marítima Venezuela-República Dominicana, señalando que cada semana llegan a nuestras aguas unas tres lanchas rápidas, llevando entre 700 kilos y una tonelada de cocaína. De esta forma, por esa ruta transitan 9.5 toneladas al mes. A esto debemos sumar el tráfico de los contenedores “contaminados” en nuestros puertos y que se estima que el 15% de la producción mundial de cocaína pasa por la isla.
En cuanto al micro tráfico, en una ocasión se llegó señalar la cantidad existen, cifra que preferimos obviar, sin embargo, en el 2009 la Dirección Nacional de Control de Drogas elaboró un mapa con los 15 sectores del Distrito Nacional, con Capotillo y Villa Consuelo a la cabeza, que controlan el negocio del narcotráfico a menor escala. Dicho comercio detallista, sobre todo de la cocaína, se encuentran además en Cristo Rey, El Caliche, La Zurza, Villa Juana, Mejoramiento Social, Villa María y Villa Francisca. Asimismo, en San Carlos, 27 de Febrero, Ensanche Espaillat, Las Cañitas, Gualey y Guachupita.
Es importante precisar la creación de la Dirección Central Antinarcóticos (Dican) para enfrentar esta problemática de menor cuantían y que, de acuerdo a la opinión de grandes juristas, carece de un marco jurídico legal para operar como organismo persecutor del narcotráfico, en virtud de que su creación no está fundamentada en una ley, como es el caso de la DNCD.
Es necesaria una discusión académica en torno al artículo 12 de la ley 50-88 que reza: “EL Departamento de Drogas Narcóticas y Peligrosas de la Policía Nacional, pasa a ser dependencia de esta Dirección Nacional de Control de Drogas”. Sin embargo, mediante resolución del Consejo Superior Policial el 15 de febrero del año 2008, se crea la Dirección Central de Narcóticos.
En dicha resolución se sugiere también la puesta en marcha de una mesa redonda interinstitucional antinarcóticos por parte del Poder Ejecutivo e integrada por la Dirección Nacional de Control de Drogas y la Dirección Nacional de Investigaciones (DNI), propuesta que hasta la fecha no ha sido aprobada. ¿Qué aspectos se tomaron en cuenta para que la Policía Nacional creara nuevamente una instancia antinarcótica?
Dentro de ese contextoestá la propuesta del director ejecutivo de Casa Abierta, Radhamés de la Rosa, para que el consumo de la marihuana en la República Dominicana sea despenalizado, lo que ha suscitado diversas opiniones. En lo personal creemos que es una oportunidad para colocar sobre la mesa reformas estructurales en materia de drogas, que toque el ámbito de políticas públicas, ajustes a las leyes 50-88 y 42-01.
En el contexto internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró una emergencia de salud pública nacionalen el año 2017 ante la crisis por el consumo de opiáceos, lo cual le permitirá intensificar la lucha contra una epidemia que mata a más de 100 estadounidenses cada día.
Está latente la amenaza del Fentanilo, una droga 100 veces más potente que la heroína que proviene de China y los carteles de droga mexicanos lo producen y distribuyen en grandes cantidades por ese país. Nuestro país no se escapa a dicha realidad, ya que fue extraditado hacia los Estados Unidos el pasado 02 de septiembre el presunto narcotraficante dominicano José Francisco Guzmán Cabrera, quien mantenía una operación de distribución a gran escala de sustancias controladas, incluida la oxicodona, hidrocodona, el análogo de fentanilo p-fluoroisobutiril fentanilo y el opioide sintético U-47700.
Ante ese nuevo contexto nos surgen las siguientes interrogantes ¿Cuál es el nivel de coordinación entre las instituciones que combaten este flagelo? ¿Dónde está la base de datos actualizada, del Observatorio Dominicano de Drogas? ¿Es necesaria una reforma a la Ley 50-88? ¿La despenalización de las drogas es una vía de solución? Las interrogantes nos pueden conducir a un cambio en la política de drogas en la República Dominicana.
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